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Los primeros colonizadores españoles no utilizaron el nombre que los indígenas daban a la montaña y con el transcurrir del tiempo, y de acuerdo a las nuevas realidades, al cerro inmenso que separa la ciudad del mar lo nombraron  “Ávila”, pues el original les costaba mucho trabajo pronunciar.

De esta versión existe controversia, pues unos sostienen que fue a raíz de Gabriel de Ávila, que la montaña adquirió ese nombre que tanto resuena hoy día, mientras que otros lo atribuyen a Juan de Ávila.

Los que se aferran a la primera versión, señalan que el origen del nombre Ávila se remonta a la llegada al valle de Caracas de Don Diego de Losada, al mando de 136 españoles, entre los que se encontraba Gabriel de Ávila, Alférez Mayor de Campo, quien se distinguió por su actividad en el Cabildo de Caracas, donde llegó a ser Alcalde ordinario de la ciudad en 1573.

Fue a raíz de unos terrenos que adquirió Gabriel de Ávila en las faldas del cerro, al norte de la ciudad de Caracas, que dichas tierras comenzaron a ser denominadas “las tierras de Ávila”. En 1811, se quiso nombrar a la montaña como “Monte de la Independencia”, en referencia a la batalla que se gestaba, pero se le siguió llamando Ávila.

Varios escritores venezolanos también mencionan a Gabriel de Ávila, como el responsable del nombre que hoy se le atribuye a esta inmensa montaña. Entre ellos Enrique Bernardo Núñez, quien fue además cronista oficial de la ciudad. Este señala en una de sus obras “(…) Es cierto. Por unas tierras concedidas a Gabriel de Ávila en los comienzos de la época española, le vino la fortuna de ese nombre castizo y evocador”.

Por su parte, el también escritor Ramón Armando Rodríguez, menciona que el nombre de Ávila “(…) Se debe a D. Gabriel de Ávila, Alférez Mayor del Campo, uno de los más descollantes conquistadores de la provincia de Caracas”.

Sin embargo, a pesar de esta versión tan popular y a esta creencia tan extendida, que confiere a Gabriel de Ávila, el origen del nombre que hoy lleva la montaña, hay autores que se le oponen, alegando que no existen evidencias ni indicios que permitan comprobarlo, pues durante doscientos años de vida caraqueña, desde 1573, en ninguno de los papeles municipales se habló nunca del «cerro de Ávila», hasta el acta del 20 de mayo de 1774, cuando el Cabildo ordena practicar una nueva diligencia de reconocimiento de cortes de leña y labores en las tierras de uno y otro lado del "cerro de Ábila".

El propietario de estos terrenos para esa fecha, según consta en las propias actas del Cabildo caraqueño, era Juan Álvarez de Ávila o Juan de Ávila, quien era dueño de toda la cumbre hasta “donde se avista el mar”.

Al morir Juan de Ávila, a finales de 1795, estas tierras pasaron en manos del menor de sus hijos, Domingo de Ávila, quien posteriormente los vendería en parte a Juan Manuel Matamoros y a su hermano Fernando Antonio Ávila. Como era de todos reconocida esta posesión de los hermanos Ávila, de allí que la gente se refiriera a la cumbre más próxima a la pequeña Caracas de entonces como Cerro de Ávila. 

El Presidente de la Asociación Civil Ecológica Palmeros de Chacao, Ramón Antonio Delgado Blanco, con el que tuvimos la oportunidad de conversar, coincide en que el cerro Ávila lleva su nombre a raíz de Juan Manuel de Ávila.

Gabriel de Ávila 
Juan de Ávila 

Hay quienes también piensan que el nombre Ávila fue dado por  Alexander Von Humboldt, lo cual es falso, pues antes de la llegada del explorador, en el año 1800, la montaña había sido registrada en documentos de propiedad. No obstante, si contribuyó a su uso, pues motivaría a muchos a escalar su cumbre.

Como dato curioso, y que posiblemente permitió hacer más atractivo el nombre de esta montaña, tenemos que en Caracas existió una famosa fábrica de chocolates y cacaos que se identificaba como “La Sultana del Ávila”.

Hoy en día, a pesar del decreto realizado por el presidente Hugo Chávez en el 2011, en el cual se estableció el cambio de nombre de la serranía del Ávila a Parque Nacional Waraira Repano, la mayoría de las personas lo siguen llamando como “Ávila” e inclusive le dicen “el pulmón de Caracas”, adjetivo bien ganado pues provee a la ciudad de aire puro.

Ávila o cerro de Ávila 

Era un agricultor que sembró ampliamente el café en el Ávila. Esto (la montaña), eran puras haciendas, sembraban de todo     .

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