Un acontecimiento que tuvo gran impacto en cuanto al Ávila se refiere, fue la llegada del padre José Antonio Mohedano con las primeras semillas de café en el año 1784.
El pueblo de Chacao, donde el padre era cura párroco, se abocó al cultivo de la planta, así como las antiguas haciendas de La Carlota, Blandin y San Felipe (La Castellana). Sin embargo, ante la creciente demanda, tanto nacional como internacional, y al no darse a vasto estas haciendas, el café fue introducido en el Ávila.
Para tener una idea de la magnitud del problema, tenemos que el café no solo se convirtió en el principal producto de exportación de Venezuela, sino que además, su producción sobrepasaba la de otros países competidores como Guatemala y Brasil, procediendo buena cuota de la producción nacional de la montaña.
Se cultivó intensamente en lo que hoy conocemos como quebrada Quintero, la loma Matamoros, quebrada Ávila y Chacaíto, en el Papelón, en la Hacienda La Trinidad, conocida hoy día como Los Venados. Las mismas localidades modernas de San José, San Antonio y San Isidro de Galipán surgieron de haciendas dedicadas inicialmente al cultivo de café.
Otras haciendas cafetaleras, hoy tragadas por las selvas, fueron entre tantas, las de Guayabal, Corozal, Santa Rita y Curucutí, en la vertiente norte, en las proximidades del Viejo Camino de los Españoles. De ellas solo quedan las ruinas de lo que en el pasado fueron haciendas cafetaleras importantes. Se puede visitar aún la del Guayabal.
Sin embargo, la antigua Hacienda La Trinidad, conocida ahora como Centro Recreativo Los Venados, es la que se encuentra en mejores condiciones.
El lugar cuenta con una vieja casa con un gran patio para el beneficio del café y un museo que incluye entre otras cosas, las antiguas maquinarias para lavar y descerezar los granos de café, plantas disecadas, así como una maqueta del parque. Además, este espacio cuenta con amplios jardines, kioscos para hacer parrillas, cafetín, baños, sendero aéreo, una cancha deportiva y más.
