Camino de los Españoles
El camino de los españoles se podría decir que es la ruta dentro del parque nacional El Ávila o Waraira Repano, de mayor importancia histórica. Fue una vía empedrada que sirvió como principal ruta de comunicación del valle de Caracas con el mar, durante al menos tres siglos, sirviendo para el transporte de personas y todo tipo de bienes y alimentos, hasta la construcción del ferrocarril y, posteriormente, de la carretera vieja Caracas-La Guaira.
Aún se conservan en algunos tramos, especialmente en la vertiente norte y en las partes más empinadas, el empedrado colonial que comenzó a colocarse en 1762 y alcanzó su acabado definitivo en 1805. Además aquí se hallan las ruinas de la red de fortines, hoy llamados castillos, que fueron levantados estratégicamente alrededor de 1770 para la defensa de la ciudad de los ataques piratas e invasiones extranjeras; así como de antiguas haciendas de café y posadas.
Podría decirse que es un destino poco explorado por los caraqueños y que iba a ser un destino turístico hace décadas, pero se sumió en el olvido y abandono.
¿Cómo llegar?
Aunque esta ruta se puede realizar en un día, se considera como fuerte. El camino comienza por la antigua entrada del camino, por el "Portón de La Pastora" o "La Puerta de Caracas" (1.043 m.s.n.m.), como generalmente se nombra, y termina en La Guaira o Maiquetía, según el camino que se escoja. El más utilizado y conocido es el de Maiquetía. El recorrido total es de alrededor de 23 km.
Para llegar a La Pastora, puedes tomar el Metro de Caracas hasta la estación “Capitolio”. Como referencia, está a la salida de la estación un Mc` Donalds. Por esta avenida bajan las camionetas por puesto; debes tomar la que dice “Puerta Caracas”. Puedes decirle al conductor que te notifique donde te tienes que bajar, que es a tan solo cuadra y media de donde inicia el sendero.
A este sector donde llega el autobús se llama “El Polvorín”. Aquí se encuentra una bodega por si decides comprar algo más para el camino.
En toda esta ruta no hay agua, y son alrededor de 23 km hasta Quenepe, en Maiquetía, por lo que no olvides llevar al menos 2 o 3 litros de agua.
En total, en nuestro recorrido nos echamos 8 horas, contando las paradas que hicimos. Si no deseas hacer toda la ruta a pie, otra opción que tienes es tomar unos jeeps allí mismo en El Polvorín que te llevan a todos los sectores habitados como Campo Alegre y Sanchorquiz, adelantándote un buen tramo. Además, suben hasta los fortines, pero su ruta normal son los poblados. También puedes subir con tu vehículo hasta estos puntos.
La primera parte del camino
El camino es pavimentado en el primer tramo, podrás observar casas de esta zona de La Pastora que aún conservan el estilo rural, así como hermosos murales.
También hay una obra del escultor Asdrúbal Figueras, que resume una leyenda según la cual varios españoles decidieron abandonar las tierras venezolanas tras el decreto de “guerra a muerte” pronunciado por Bolívar y escapar dirección a La Guaira por este camino, con siete mulas cargadas de oro. Sin embargo, se dice que llegaron al litoral sin las mulas y sin el oro, y que quizá el oro sigue enterrado en la montaña. Una escultura del cacique Guaicaipuro también sobrevive en el lugar.
El primer "castillo"
Aproximadamente a 1 km de distancia, a mano izquierda y a unos 1.225 m.s.n.m conseguimos el primer “castillo”. Se trata en realidad de la réplica de un castillo medieval levantado por un inmigrante español, de nombre Miguel Peña, oriundo de las Islas Canarias, cumpliendo así su sueño de vivir en un castillo a la usanza de los antiguos españoles. Otros se refieren a este como “la parodia de un fortín”. También se dice que allí funcionó un puesto de guardia aduanero, donde se controlaba el cobro de peajes a los viajeros.
En cuanto a su estado hoy día, excursionistas que hacen vida en la zona nos informaron que fue invadido hace mucho y allí funciona un taller mecánico.
Un poco más adelante se halla un arco con bisagras en el que se lee “Puerta Caracas”. Desde aquí se pueden disfrutar de unas hermosas vistas sobre la ciudad.
Cabe destacar que el Camino de los Españoles recibió muchos nombres “Camino a la Mar”, “Camino Real”, “Camino del trajín”, “Camino de Maiquetía”, entre otros. Es impresionante como cambia constantemente el paisaje a lo largo del camino.
A pocos metros, se encuentra el mirador y el monumento Bolívar y Martí, un espacio moderno donde se puede apreciar la ciudad de Caracas con todos sus límites.
Otros dicen que se trata de un monolito histórico en honor a José Félix Ribas, en cuyos alrededor se exhibió, colocada dentro de una jaula, para espantoso escarmiento, la cabeza del general, uno de los grandes sacrificados durante la Guerra de independencia de Venezuela.
Las capillas del Vía Crucis
El camino suele ser bastante soleado, pero nosotros tuvimos la dicha de disfrutar de una temperatura bastante agradable.
Luego de pasar el mirador, podrás ver otros murales de casas que se encuentran aquí, y que forman parte de las poblaciones autóctonas del parque.
Además, te toparás con las primeras estaciones de las 14 del Vía Crucis. Estas estaciones son una serie de capillitas y cruces que se encuentran esparcidas a lo largo del camino entre Puerta Caracas y el litoral, que guardan simbolismo con los distintos pasos del viaje de Cristo hacia el Calvario.
Trabajar en el Camino de los Españoles significó un “Vía Crucis” para los indios, pero también era sentido así por los viajeros que lo recorrían a pie o en mula para ir al litoral o viceversa. Esta asociación con el Vía Crucis se volvería más real por la circunstancia de que el camino terminaba en Maiquetía al pie de un gran Cristo, que todavía existe, y que recibe el nombre de "Cristo de los Cuatro Clavos", ubicado en la plaza Jerusalén en Maiquetía.
Desde el siglo pasado se cumple, además, la procesión del Vía Crucis durante la Semana Santa; y cada 12 de febrero tiene lugar la peregrinación de la Virgen de Lourdes. Esta constituye una fiesta de fe y devoción para los fieles que cada año se imponen la larga caminata para acompañar a la Virgen, pagando sus promesas por los favores recibidos. Además, es una de las tradiciones dentro del parque que ha logrado mantenerse viva desde 1884, cuando fue instaurada por el padre Santiago Machado.
Rumbo a Llano Grande
Muy cerca se encuentra Llano Grande, donde podrás ver unas antenas y casas de personas que habitaron este sector del parque antes de que fuera declarado parque nacional, por lo que se consideran como “pobladores autóctonos”. De este lugar se recuerdan los cafetales que crecían bajo la sombra de bucares y cañamelares.
En los poblados a lo largo del camino, es impresionante ver cómo tan cerca de la ciudad, aún se vive del cultivo de variedades de flores y hortalizas. Una que reconocimos, fue la querida flor de árnica, muy apreciada por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias, que ayudan a aliviar los dolores y golpes.
Árnica | |
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PGP Puerta Caracas
El próximo punto al que se llega es al PGP “Puerta Caracas” (1.350 m.s.n.m.), donde existe un mensaje de despedida del Libertador Simón Bolívar. Por este camino salió de Caracas el 5 de julio de 1827 rumbo a Cartagena y luego regresarían sus restos el 16 de diciembre de 1842, por este mismo camino.
Aquí también se encuentra un puesto de control de la GNB, donde suelen revisar a las personas que ingresan con sus vehículos. Si vienes con tus hijos, en este lugar hay un parquecito muy bonito para que disfruten los más pequeños.
Luego del PGP Puerta Caracas vienen otras subidas más hasta llegar al sector "Campo Alegre". Es común ver personas a caballo por esta ruta, así como abundantes helechos y hermosas flores.
Por aquí y al igual que en todo el parque nacional, hacen vida diversas clases de serpientes, así que no te preocupes si llegas a ver una muda de piel de una en el camino. En caso de encontrarte con una, los expertos recomiendan no hacerle nada, sino dejarla seguir su camino.
Campo Alegre
El sector “Campo Alegre”, se trata de una pequeña explanada abierta que cabalga sobre una colina. Su altura es de alrededor de 1.463 m.s.n.m. Aquí se halla una capilla muy bonita, de nombre San José, construida por Manuel Teodoro Muñoz en 1950, y que sirve de parada cada 12 de febrero durante la peregrinación de la Virgen de Lourdes.
El primer empedrado que aún existe está un poco antes de la capilla, a 2,5 km de la Puerta de Caracas.
Es parada obligada en Campo Alegre la casa de la Sra. Oralis Josefina Aranguren, quien vende los que a nuestro parecer son los mejores helados del Ávila, pura pulpa de frutas cosechadas por ella misma. Muy humildemente nos abrió la puerta de su hogar y nos contó todo lo sabe de este camino y la procesión de la Virgen de Lourdes, a la que asiste fielmente todos los años.
Entre lo mucho que conversamos, Oralis nos contó que los santos que están en la capilla fueron traídos de España y que su papá participó en la construcción. Sus bisabuelos fueron dueños del Castillo de San Joaquín, al que le dicen “El Fortín”, y Castillo Negro, pero luego se lo cedieron al gobierno.
Esos dos castillos eran de mis bisabuelos, después ellos estaban cansados, querían buscar otros horizontes, y decidieron venderlo al gobierno. Mi mamá incluso vivió allí. Ella contaba que de chiquita mis abuelos tenían muchas morocotas y ella jugaba con ellas, que eso era el dinero de antes. Mi bisabuelo le decía `Hija, eso va ser pa`ti, cuando tú seas grande eso va a ser pa´ ti´. Antes enterraban los dineros y eso quedaría enterrado allí. Aún se dice que hay muchos tesoros enterrados .
También nos relató que este era el camino de Bolívar, por donde pasaban los cargamentos hacia La Guaira, pero además donde se encontraban las cuevas que comunicaban los túneles, donde se hallaron varias espadas y reliquias.
Sin embargo se lamentó que, a pesar de que era el camino de Bolívar “que era todo de piedra, que todavía hay pedazos que son de piedra, que tiene muchas historias; el gobierno no lo ha tomado mucho en cuenta”, a lo que agregó que le gustaría “ver esto bonito, que lo mantuvieran, así como las historias”.
En Campo Alegre también se pueden ver abundantes caballos.
El próximo punto: Sanchorquiz
Pasando el sector de Campo Alegre, se encuentra otro parquecito para los más pequeños y se llega luego a un pueblito conocido como “Sanchorquiz” (1.550 m.s.n.m.), donde también hay varias casas, en donde venden unos heladitos muy ricos y otras tentaciones.
Aquí hay una capilla de la Virgen de Lourdes y se halla la IV estación del viacrucis. Desde aquí el camino se torna entre horizontal y en bajada. A partir de aquí se debe seguir siempre el camino a mano izquierda.
El nombre de Sanchorquiz es corruptela de “Sancho Alquiza”, gobernador de Caracas de 1606 a 1611, quien fundó su hacienda allí, enamorado del clima y de la belleza del lugar. Las laderas de Sanchoquiz todavía producen flores y frutos.
Manuel Rafael Rivero lo describe así: El Capitán Sancho de Alquiza fue gobernador de la provincia de Caracas. Su nombre quedaría para siempre unido al del Ávila y en especial manera al camino, pues recibió y usufructuó una encomienda en el cerro, la cual colindaba con la vía. El sitio lo comenzaron a denominar los viajeros con el nombre del Gobernador. La corruptela del idioma llevó a llamar Sanchorquiz, como se le sigue diciendo aun hoy día.
El camino hacia el Picacho
Un poco más adelante encontraremos una intersección a mano derecha en la que vemos una casita y un letrero que señala “El merendero del cielo”, donde venden almuerzos, helados, chocolate caliente, entre otros. Este camino dicen que se une con el camino proveniente de Boca de Tigre que da hacia el Picacho. Sin embargo, no es claro, por lo que no hay que hacerlo a menos que vayas con un guía o persona que lo conozca.
Los Almacenes y Las Canoas
Volviendo por nuestro camino (a mano izquierda) este se torna más adelante de tierra. Llegamos a la V estación del vía crucis. La ruta se hace más fresca por los árboles y se observan trazos del viejo camino. Llegamos a los sectores conocidos como “Los Almacenes” y “Las Canoas (o “Canoitas) (corruptela de Las Canobas). Aquí estamos a unos 5 km de Puerta Caracas y a unos 1.470 m.s.n.m.
Cabe destacar que en Las Canas es la única parte en donde se puede conseguir agua en forma de manantial o de escurrimiento por un pequeño e insignificante riachuelo.
Vista de Caracas desde lo alto | |
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Cruz V | |
Sanchorquiz que dejamos atrás, al igual que Las Canobas, fueron sitios donde los viajeros y arrieros se detenían en sus marchas. En uno y otro existían manantiales que bajaban de lo alto de la montaña. Hoy queda en el recuerdo las abundantes aguas que corrían, siendo muy poco la que se observa. Aun en los tiempos de las procesiones, como la de Lourdes, estas son paradas obligadas.
Los Dos Caminos
En el pasado se dice que por aquí existió una antigua pulpería y un patio de bolas en el medio de la vía. En este punto se puede disfrutar de una especie de mirador, donde se tienen unas hermosas vistas de los sembradíos de esta zona y del otro lado la ciudad.
En esta parte también es posible observar habitantes del sector cabalgando.
Finalmente, llegamos a "Los Dos Caminos", donde el camino se bifurca:
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El de la izquierda conduce hacia Maiquetía. Desde el pasado fue el más utilizado, podría decirse que el principal, pues era de más cómodas pendientes.
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El de la derecha le llaman "Las Dos Aguadas". Es un camino mucho menos frecuentado hoy día y desde la época de la construcción del camino de los españoles (alrededor del siglo XVII-III) el menos preferido por ser más empinado. Este último va directamente a La Guayra (hoy La Guaira), pasando por el Castillo de San Carlos.
El Castillo Blanco
El camino de Las Dos Aguadas se divide a su vez, un poco más adelante, en cuatro caminos, de los cuales el primero de izquierda a derecha conduce al Castillo Blanco (1.606 m.s.n.m.) en la Loma del Viento, denominado así porque luce desde la distancia y cuando lo alumbra el sol, completamente blanca. Este formaba parte del conjunto que integraba el sistema defensivo de “la cumbre” propuesto por Agustin Crame.
Desde este lugar se podía sentir el fuerte y constante viento que viene del mar. En el pasado, estas ruinas eran la ansiada meta de los excursionistas, donde podían pasar un día agradable contemplando el paisaje a sus pies con las siembras de Hoyo de la Cumbre, el mar, las poblaciones costeras; y del lado opuesto la populosa Caracas.
De los otros caminos que partían de Las Dos Aguadas se señala que el segundo de izquierda a derecha conduce a una pequeña siembra; mientras que el tercero se divide en dos:
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El de la derecha conduce a Infiernito-Palmar de Cariaco y se puede llegar desde Infiernito hasta El Picacho;
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El de la izquierda continua bajando pasando por antiguas haciendas de café y luego se divide a su vez en dos: el de la izquierda sale a Maiquetía y el de la derecha llega al Castillo de San Carlos y de allí a La Guaira.
El cuarto camino va a la antena de una estación de radio.
El Castillo Blanco también recibe el nombre de “Los Castillitos” o el “Castillo de la Loma del Viento”. Actualmente funciona como estación meteorológica de la marina venezolana, cercada de alambre de púas y un vigilante que no permite la entrada sino se le presenta el permiso respectivo, por lo que en esta oportunidad no logramos visitarlo.
Fue construido aproximadamente en 1770 y de él solo queda en pie una rampa y dos columnas que daban paso al patio central. Este fortín podía ser visto desde la Plaza Mayor de Caracas (hoy día Plaza Bolívar), y como tenía visibilidad también sobre los otros castillos, podía informar a la ciudad sobre cualquier novedad. Junto al Castillo de la Cumbre y el Castillo Negro, integraba la línea defensiva de Caracas en las alturas del Ávila.
De acuerdo a Manuel Rafael Rivero: Allí no hubo fortín y mucho menos castillo. La planta es de una construcción rectangular, la de un almacén o una vigía. Pudo formar parte de la red de fortificaciones previstas por el ingeniero Creame que jamás llegó a concluirse. Se encuentra en el extremo opuesto de una línea recta imaginaria que parte del “Fortín de la Cumbre”.
El Castillo de la Cumbre
Volviendo atrás, a la bifurcación en el camino Real que está después de “Los Dos Caminos”, seguimos nuestro camino de la izquierda, que es el que conduce a Maiquetía. Este es plano y al poco trecho sale un camino que conduce rápidamente al Castillo de “La Cumbre” (1.470 m.s.n.m.), ubicado a unos 8 km de Puerta de Caracas.
Este castillo fue construido en 1770 y restaurado por su importancia e interés en 1981. También es conocido con los nombres de Fortín de La Cuchilla, Castillo San Joaquín o Castillo del Medio. Destaca por ser la fortificación de mayores proporciones y tenía la misión de servir como primera línea de aviso y defensa de la ciudad. Y es que su ubicación, en uno de los puntos más altos del camino, le confería una vista importante sobre La Guaira, pudiendo alertar rápidamente de cualquier novedad. Aun hoy siguen en pie las paredes exteriores y un aljibe que tiene unos cinco metros de profundidad.
También se dice que era el punto más fortificado de toda una línea a la que llamaban "Los Castillitos", un complejo sistema de fortificaciones comunicados entre sí por el “camino a la mar”. Fungía como punto de control de los viajeros y era desde donde un disparo de cañón avisaba a los caraqueños cada vez que un barco entraba en el puerto de La Guaira. Se consideraba como complementario de “El Salto”, el primer fortín que se halla subiendo del litoral.
Alejandro de Humboldt fue detenido momentáneamente en este fortín, por los militares encargados de la vigilancia de los viajeros, por no cargar consigo el pasaporte.
A continuación algunas imágenes de como era el castillo en el pasado, cortesía de Manuel Rafael Rivero.
La capilla de Hoyo de la Cumbre
Siguiendo el camino real, se consigue al lado izquierdo la capilla de Hoyo de la Cumbre, la cual está lamentablemente destruida y abandonada.
Del lado derecho y a unos 100 metros de la capilla se encuentra un túnel que se dice que perforaron los buscadores de tesoros, quienes hoyaron en muchos sitios alrededor del Castillo de La Cumbre. Hay quien dice que este túnel conectaba con el aljibe o el patio del mismo. La fantasía hizo creer que era una vía de escape para la guarnición, en caso de apuros.
Rumbo a Castillo Negro
En la vía hacia el Castillo Negro el camino se trifurca. Aquí nos encontramos a alrededor de 9 km de Puerta Caracas.
1) El de la izquierda se dirige a Plan de Manzano, Blandín y Caracas
2) El del centro conduce a las ruinas del Castillo Negro (1.500 m.s.n.m.)
3) El de la derecha es el camino real.
Nosotros decidimos visitar también las ruinas del Castillo Negro. Fue construido aproximadamente en 1770 y se puede notar un antiguo foso que lo separa del camino, lo que indica la existencia de un pequeño puente levadizo.
Desde este castillo es visible el litoral central, el Fortín de La Cumbre, el Fortín del Salto y parte de la ciudad de Caracas, lo que permitía avisar cualquier contingencia a los otros fortines.
Así se veía en el pasado este fortín o castillo (Fotos Manuel Rafael Rivero)
Hacia La Atalaya
Bajando hacia el este del Castillo Negro se encuentran muy cerca las ruinas de otro castillo, al que se le ha dado el nombre de “La Atalaya” (1.450 m.s.n.m), otra pequeña fortificación que integraba la línea defensiva de la cumbre. También se refieren a ella como otra batería que se encontraba a lo largo de la línea del campo fortificado concebido por Agustín Crame, y que data de 1770.
Hay quienes dicen que pudo tratarse de un depósito de armas o una santa bárbara, mientras otros le llaman “Fortín del Medio”, del cual hoy solo es posible observar un terraplén donde se supone que estuvo. Es la única obra fortificada con cañoneras orientadas hacia el abra de Catia.
Una nueva bifurcación
Siguiendo por el Camino Real o Camino de los Españoles te encontrarás nuevamente con una bifurcación a casi 10 km de Puerta Caracas, donde se halla una Gruta de la Virgen de Lourdes.
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El camino de la derecha conduce al caserío de Hoyo de la Cumbre y Gato Negro.
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El camino de la izquierda sigue el Camino Real. A partir de aquí el camino es bastante sombreado pero un tanto incómodo de transitar, pues se conservan amplios tramos del empedrado original.
Cuesta abajo, hacia la costa, se encuentra el “Hoyo de la Cumbre”, donde se producen buena parte de las hortalizas que venden en Caracas en los mercados populares.
A esta producción también contribuyen todas las fincas que bordean el Camino de los Españoles en la vertiente sur de la Cordillera, tanto en Las Canoas, como en Sanchorquiz y Llano Grande. La mayoría de estas familias son de ascendencia portuguesa y se dedican a la agricultura. Cultivan fresas, tomate de árbol, papas, zanahorias, berros, y mucho más.
El de la izquierda continúa el Camino Real como señalamos arriba y es posible observar el simétrico trazado y el viejo empedrado de canto rodado de la época de la colonia. Son cuadriláteros de 1 x 1 metro, sostenidos entre sí como un canto-sostén para evitar el desplazamiento de las piedras a causa de las fuertes lluvias o el peso del continuo y pesado transporte, que por allí trajinaba, habiéndose previstos los necesarios declives para conducir el agua de las lluvias por la vera del camino hasta su correspondiente desagüe que cae a la ladera de la montaña y quebrada adyacente.
Una asombrosa obra de ingeniería si se toma en cuenta que su construcción se llevó a cabo hace más de 200 años.
Camino a "La Venta"
Más adelante, el camino se vuelve a dividir en dos.
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El camino de la derecha lleva a la hacienda “El Corozal”, antigua hacienda de café situada a 850 m.s.n.m. Este no se recomienda pues su vía de acceso está en muy mal estado y es menos transitado. Abajo compartimos unas fotos de esta hacienda en el pasado, del investigador Bruno Manara y Manuel Rafael Rivero.
El Camino de los Españoles, especialmente durante finales del siglo XVIII y principios del XIX, vio la fundación de varias haciendas de café, especialmente en la vertiente norte, entre las que destacaban las de Corozal, Las Trincheras, Guaramacuto, Curucutí y Guayabal; todas en punto privilegiado para llevar al puerto de La Guaira su preciada producción.
De estas haciendas es lamentable que en la actualidad solo queden restos perdidos. De algunas de ellas no se encontró siquiera mayor información. Solo la casa de hacienda Guayabal, que describimos más abajo, da una idea de lo que eran en el pasado.
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Siguiendo por el camino de la izquierda, que es el Camino Real, se pasa por “La Venta”, conocida también por “Venta Grande”, situada a 1.215 m.s.n.m. Fue una posada bastante famosa, de la que se conservan paredones enteros que dan una idea de la altura de las habitaciones y la espesura de sus cimientos. Aquí te encontrarás también con la X estación del vía crucis.
La Venta era sitio obligado para todos los viajeros que venían o iban al extranjero, donde cambiaban las cansadas mulas o pasaban la noche. Se trataba de un caserón de dos pisos. Aquí se hospedó Alejandro de Humboldt en su viaje de 1.800 cuando subía desde el litoral a Caracas. Destaca el vasto horizonte que se dominaba desde el balcón del piso superior y el ambiente sereno y agradable.
Otro viajero que conoció La Venta, de nombre Robert Semple, comerciante inglés, quien visitó Venezuela entre 1810-11, la describía como “una casa humilde, bastante conocida en esta vía, que se halla a medio camino entre el puerto y Caracas”.
La Venta también fue descrita como una buena posada, que gozaba de gran reputación en Europa y en los Estados Unidos por la belleza de su situación. Cuando las nubes lo permitían, desde este sitio se podía disfrutar de una magnifica perspectiva sobre el mar y las costas cercanas.
Abajo una foto tomada en el siglo pasado, antes de su destrucción y deformación.
Próxima parada: Guayabal
Más abajo y después de varias curvas se llega a “El Guayabal”, antigua posada ubicada a unos 1.000 m.s.n.m. y unos 16,9 km de la Puerta de Caracas.
Antes de llegar a ella, podrás ver si no se encuentra tapada por la maleza, a mano izquierda, las ruinas de otra casa abandonada, que tiene un toque fantasmagórico. Probablemente también se trate de una antigua hacienda de café.
Cerca de Guayabal, se llegaba a “Tabacal” (1.062) una casa de hacienda de café, probablemente sea esta fantasmagórica aunque no podemos dar seguridad.
Finalmente, llegamos a Guayabal, como era denominado este sitio en los viejos mapas y croquis, y como hoy día se le sigue nombrando. Allí queda en pie una vieja casa de hacienda, con su gran patio para secar el café.
No se podría precisar que era esa misma donde funcionó la posaba del Guayabo, a la que hace referencia Humboldt, la cual se encontraba entre La Venta Grande y la cumbre.
Fue en esa posada donde Humboldt, animado de las nuevas ideas libertarias que compartió junto con su pasión por la naturaleza, encontró al grupo de caraqueños que disputaban entre sí acerca del movimiento por la independencia que había tenido efecto poco tiempo antes. Se trataba del movimiento separatista de Gual y España.
El Guayabal había logrado resistir el paso de los años gracias a una familia de apellido Morales, quienes habitaron el lugar por mucho tiempo. Sin embargo, el día de nuestra visita nos encontramos con la propiedad hecha trizas y con ninguno de sus habitantes.
Lamentablemente, todas estas construcciones coloniales que estaban en el camino fueron destruidas por los buscadores de tesoros.
A continuación algunas fotos antiguas que se conservan, del investigador Bruno Manara y Manuel Rafael Rivero.
Fortín"El Salto"
A medida que continúas descendiendo la vegetación es más intrincada y se siente el cambio de temperatura. Es lamentablemente las condiciones en las que encontramos los fortines y esta parte del camino, con maleza bien alta y tupida.
Cabe destacar que en noviembre de 1964, el Consejo Municipal del Distrito Federal dispuso declarar monumento histórico “el viejo Camino de los Españoles” y además la vieja red de fortificaciones construidas en los siglos XVI al XVIII conocidas como “Los Castillitos”, situada en la serranía nor-oeste del Ávila. A pesar de esto, su valor parece pasar por alto tanto para las autoridades como para las personas que hacen uso de esta vía. El transitar de los jeeps desde hace tanto acabaron en gran parte con el antiguo empedrado.
El Fortín “El Salto” se halla a tan solo 950 m de El Guayabal, lugar escogido como punto estratégico en el sistema de defensa.
Construido antes de 1650, allí existía una grieta de unos 10 m de ancho y 20 m de profundidad que interrumpía el camino. La única forma de pasarla era mediante un puente levadizo, el cual se derribada cuando se tenía noticias de la presencia de piratas en las costas o para mantener aislada a la ciudad de Caracas en caso de epidemias. La grieta fue rellenada posteriormente. Otros señalaban que en este lugar se hacía un alto frecuente a causa de la majestad y belleza de la perspectiva.
El Salto fue el lugar escogido como punto estratégico en la defensa, casi desde siempre. El foso más que una obra de ingeniería no era otra cosa que la hábil utilización de un abra que formaban dos pequeñas colinas interpuestas en mitad de la vía. Entre una y otra se había previsto el puente, el cual se destruía en caso de necesidad.
Otro detalle de las ruinas de El Salto son los muros que pertenecieron a las habitaciones de la guarnición.
Imágenes Manuel Rafael Rivero.
Muro de contención levantado para cegar el foso El Salto.
Imágenes Manuel Rafael Rivero.
El último trecho
Hasta un poco más adelante llega la montaña fresca y frondosa. Luego el camino se bifurca: el de la derecha conduce a un lugar denominado “Torrequemada” hoy bastante abandonado; mientras que el de la izquierda conduce a Quenepe y luego a Maiquetía. Esta última es la ruta del Camino Real.
En esta parte se pueden disfrutar de unas hermosas vistas del puerto de La Guaira y sus alrededores.
En Quenepe son 22,6 kilómetros de Puerta Caracas. Quenepe era famosa año atrás por su manantial de aguas cristalinas, que se consideraban con poder curativo.
En Quenepe puedes tomar unos jeep hasta Maiquetía como hicimos en este caso, quedándonos en la iglesia San Sebastián, frente a la plaza Lourdes de Maiquetía. La distancia desde Puerta Caracas hasta esta plaza es de 23,9 km y es la que recorren cada 12 de febrero los feligreses durante la procesión de la Virgen de Lourdes.
Luego de todo este recorrido, puedes darte un chapuzón en alguna playa del litoral, eso sí, recuerda salir muy temprano, para que puedas realizar esta excursión con calma y disfrutar de cada uno de los tesoros que resguarda.
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