La palma Ceroxylon Ceriferum, mejor conocida como palma real o palma bendita, es la que emana y mueve toda la fe en la tradición. Es una planta majestuosa que sobresale en el bosque nublado del Ávila por su altura y belleza.
Desde Bolivia hasta Venezuela
Son ocho especies de palma de cera que se encuentras distribuidas en la cordillera andina: en Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela, explicó Richard Delgado, secretario de la Asociación Civil Ecológica Palmeros de Chacao. Sin embargo, precisó que nuestro país es el único lugar del mundo donde se utiliza y donde crecen dos tipos de palma de cera: la que se da en el Ávila (Ceroxylon Ceriferum) y otra que se da en San Pedro de los Altos, la Ceroxylon alpinum. Aunque también esta última se ha encontrado en El Ávila.
Como dato curioso, fueron Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland quienes la descubrieron, describieron y le pusieron ese nombre, que hace referencia a la cantidad de cera (Ceroxylon).
Un recurso limitado
A pesar de que la palma de cera que utilizan los palmeros no se encuentra en peligro de extinción, los palmeros llevan adelante programas de formación y educación ambiental, así como la siembra y cultivo de la palma bendita en viveros, a fin de mantener viva la tradición.
Yaroslavi Espinoza, bióloga e investigadora del Instituto Experimental Jardín Botánico, quien trabaja además con los palmeros en la siembra de la palma bendita, comentó acerca de un caso particular en Colombia, donde se erradicó la tradición, a causa del mal uso que le comenzaron a dar a las palmas.
Conociendo la palma bendita
Para lograr un cultivo exitoso de palmas, Yaroslavi precisó que es fundamental conocer las características de la palma, su ecología, “para así tratar de reproducir lo más similar su hábitat natural”.
La xerocylon ceriferum, explicó, necesita lugares húmedos para crecer, suelos ricos en humus y sombra. En El Ávila se encuentra en el bosque nublado, en alturas que van entre los 1.400 y 2.000 m.s.n.m, por lo que la palma está relacionada con bosques que tienen neblina y son bastante fríos.
Entre otras características de la ceroxylon ceriferum mencionó que pueden alcanzar hasta 30-35 metros de altura cuando son bastante adultos, pero por lo general, se observan palmas de 12 a 15 metros de altura, que son las juveniles; son dionicas es decir, existen individuos con inflorescencias masculinas y femeninas. Se diferencia además, de las otras palmas, porque su hoja es larga, encerada y amarilla.
Sin embargo, lo más importante quizá, es su ciclo de vida, el cual es muy largo pero muy lento respecto al ser humano, pues es a alrededor de los 100 años cuando produce los frutos que se utilizan para producir más individuos de palmas, alertó Yaroslavi.
Yaroslavi hizo un llamado a actuar rápido antes que la población adulta de palmas que están ahorita (en El Ávila) desaparezca, y no sea posible continuar con la tradición. Para ello, invitó a las personas al cultivo de palmas, a través de los viveros de los palmeros y del Jardín Botánico.
La poda y recolección de la palma
En cuanto a la poda y recolección de la palma en el Parque Nacional El Ávila o Warairarepano, no dudamos de hacerle unas preguntas a Richard Delgado, secretario de los Asociación Civil Ecológica Palmeros de Chacao, y quien es palmero desde pequeño.
R: Sí. La técnica que nosotros tenemos es de tradición oral. Ella (la palma) da tres hojas nuevas al año, una cada tres meses. Una que puede llegar hasta 8 metros de altura y hasta más, que es la principal, próxima a abrir; la segunda está casi al 50% de esa hoja; y la tercera, una pequeñita. La principal como va a abrir, va a buscar la luz del sol, para proporcionarle a la planta todo el proceso de fotosíntesis, tiene la pigmentación amarilla. Esa es la que nosotros tomamos. Por eso decimos que al podarla la ayudamos, porque estar en un bosque es una muerte segura que no vea luz.
Nosotros podamos es la hoja central o bandera para hacer las cruces, es decir, de las que vienen saliendo, se agarra la más grande y la planta sigue creciendo. Es como una amputación, y la otra ocupa el lugar de la que se poda. La palma nunca se extermina. Si se talara, la planta se muere, pero nosotros lo que hacemos es podar.
R: Las palmas se recolectan en los distintos sectores de la vertiente sur, a la altura de la Cota Mil, a unos 2.000 m.s.n.m., en toda esa franja. Se podan entre las quebradas Las Adjuntas y Pajaritos, en los sectores conocidos como Noteapures y Pajaritos. A los palmeritos los llevamos a un sitio de poda por el camino de Los Pinabetes, y pernoctan en un salón grande cerca de la pista de patinaje, arriba en el teleférico.
La Cueva de los palmeros la tratamos como un lugar sagrado del cual no se deben sacar palmas. No se recolectan las palmas en el sector de la Cueva, como muchos erróneamente creen. De hecho, este lugar está prohibido por INPARQUES, porque en este lugar está la cuenca de la naciente del parque, de la quebrada Quintero.
Ramón Delgado, presidente de la Asociación Civil Ecológica Palmeros de Chacao, resaltó que los palmeros “no cortan ni talan la palma”, como erróneamente muchos piensan, sino que la podan y ella sigue creciendo.
La palma bendita
Ellos utilizaban una palma de cera mucho más alta que la que crece aquí en Venezuela, la Ceroxylon quinduense, que destaca por ser una de las plantas más altas del mundo. Cuando estaban utilizando la palma para la tradición religiosa, tumbaban la palma completamente para utilizar la madera y la cera para producir velas. Arrasaban con todo el bosque, esto fue ocasionando que ya no hubiese sombra, neblina ni humedad, necesarias en el hábitat de las palmas. Comenzó, pues, a disminuir de manera agresiva la población de palmas. Finalmente, se prohibió el uso de estas palmas, en peligro de extinción crítico y la nombraron como árbol nacional, aparte de que en ella crecía unos pericos que es el ave nacional de ese país y también está en peligro de extinción .
Una palma a los 60 años es un juvenil, un adolescente digámoslo así. A los 80 años está comenzando su etapa reproductiva, y es a partir de los 100 años aproximadamente que vamos a obtener frutos, y de esos frutos las semillas que debemos cultivar para producir más individuos de la palma .
Si hacemos un buen manejo de viveros, cultivando la palma, y realizamos actividades de educación ambiental, dando a conocer la palma, su ciclo de vida, cómo la podemos proteger y conservar, entonces la tradición y la especie ya no van a estar en peligro de extinción. Nosotros no queremos que nos traigan palma bendita de otro país. Nos interesa conservar la tradición para que año tras año continuemos siendo parte y nuestras familias también puedan hacerlo .