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En la falda este del Picacho, a una distancia vertical de unos 150 metros de la cima, se encuentra en una especie de nicho formado por las grietas de este promontorio, una imagen de la Virgen tallada en la piedra por la acción de la lluvia y del viento: es conocida como la Virgen del Picacho.

La virgen del Picacho
Primeros ocupantes 

El Picacho de Galipán, “o del Fonduco”, también llamado "Picacho de las Colonias", fue un área ocupada en el pasado por la tribu de los charagatos o chagaragatos, indios agricultores que tenían terraceadas y sostenidas con muros secos las laderas y proximidades del picacho de Galipán, es decir, en lo que son al presente Hoyo de la Cumbre al oeste, y San José, San Isidro y San Francisco de Galipán al este, donde cultivaban raíces, granos, legumbres y verduras. 

Este lugar también destaca porque según registros históricos y la memoria de los habitantes de Galipán, por este camino pasó el pirata inglés Amyas Preston en mayo de 1595, para invadir y saquear la capital de Venezuela (Caracas) de sorpresa. 

Una de las personas que muy amablemente nos contó sobre lo que sabía de esta historia fue Jesús Fabricio Guanches, quien reside en San José de Galipán, justo al lado de la entrada hacia las ruinas del Knoche. Él se ha dedicado a colaborar un poco con la limpieza del camino y por mantener viva la historia. Por cierto, es descendiente de los primeros canarios que llegaron hacia el siglo XVIII y se establecieron en el lugar, dedicándose desde entonces a cultivar hortalizas, frutas y verduras. 

La invasión de Preston

Cuenta la leyenda que a mediados del siglo pasado, el cura párroco de La Guaira, organizó una expedición hasta el Picacho con el objeto de apoderarse de la imagen, lo que, según dicen, logró después de muchas peripecias y dificultades; luego trasladó la figura en solemne procesión hasta la ermita del Carmen en La Guaira. Al día siguiente no encontraron la imagen en el sitio donde la habían colocado la noche anterior y con asombro recibieron la noticia de que aquella había vuelto a su sitio en el Picacho.

La roca tallada que reproduce la Virgen es muy difícil distinguir debido a la gran altura donde se encuentra y la mucha distancia que la separa desde el punto de observación más cercano; solo con unos buenos binoculares podría distinguirse bien.

El Picacho de Galipán 
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